Claas restaura y demuestra Rotania, la primera cosechadora autopropulsada del mundo, que cumple 90 años

La icónica máquina es una invención de Alfredo Rotania, un inmigrante italiano que la construyó en 1929 en Sunchales (Santa Fe, Argentina) y, para conmemorar sus 90 años, Claas celebró una demostración en el campo de Balcarce (Buenos Aires, Argentina).

Cuando Alfredo Rotania, ideó esta cosechadora autopropulsada en 1929, las explotaciones de trigo rendían unos 1.200 kg/ha y la Rotania cosechaba 15 hectáreas por día, con un ritmo que le marcaba el equipo que cosía las bolsas.

Durante la demostración, a la que asistieron más de 200 personas entre agricultores y contratistas de todo el país, el experto Eduardo Postacchini , asesor de Servicio Técnico de Claas Argentina, condujo la máquina junto a José Allochis, propietario de Allochis, una de las empresas argentinas más importantes para la fabricación de cabezales de maíz y plataformas trigo/soja, quien cosió las bolsas. Juntos cosecharon trigo en el campo denominado ‘La Primavera’, junto a una Claas Lexion 780.

El evento se realizó junto al productor de semillas KWS y el fabricante de tolvas Cestari, que también conmemoraba sus 90 años.

Alfredo Rotania, construyó en medio de la nada algo que tuvo una enorme repercusión internacional, no solo en Argentina”, destacó Reynaldo Postacchini, vicepresidente de Claas Argentina.

Postacchini contó que la idea surgió en la última visita que realizó Helmut Claas, máximo accionista y presidente durante muchos años de la empresa familiar que lleva su nombre, a Argentina. “Cuando Helmut Claas vio la máquina en 1998, se paró y se hizo una foto al lado. Después, charlando y tomando un café, decidimos restaurarla, ya que estaba abandonada deteriorándose. Así que decidió poner dinero de su propio bolsillo para los materiales, mientras que los empleados pusimos la mano de obra. Por eso, la máquina lleva una placa con los nombres de todas las personas que trabajaron para restaurarla. Nos costó mucho, buscamos las piezas en distintos lugares, encontramos los planos para hacerla funcionar y la pusimos en marcha”, recordó Postacchini. “Queríamos mostrarle al mundo que esta máquina tiene su valor”, aseguró el directivo. Actualmente, la Rotania está guardada en Sunchales, y todo el mundo la puede visitar.

Se hizo a pulmón, sin ayuda del Estado, y la ponemos en marcha al menos seis veces por año“, resaltó Postacchini.

Un poco de historia

El inmigrante italiano Alfredo Rotania revolucionó con su idea la agricultura mundial junto a sus hermanos Miguel, Enrique y Fernando. Los tres habían instalado en 1915 un taller de máquinas agrícolas para atender las necesidades de los habitantes de Sunchales. Pero fue diez años más tarde, en 1926, cuando a Alfredo se le ocurrió la idea de mejorar las máquinas usando el motor de la trilla para impulsar a toda la cosechadora, y que de este modo el equipo tuviera tracción propia.

Fueron años de mucho trabajo en el taller hasta que lograron el resultado final: cinco unidades de la innovadora cosechadora autopropulsada, que se patentó en diciembre de 1929.

La máquina disponía de motor McCormick Deering modelo 22-36 y diferencial Chevrolet, además de una anchura de corte de 4.5 metros con el que podía trillar unas 15 hectáreas por día. La innovación produjo un cambio significativo, ya que hasta ese momento las cosechadoras eran tiradas a caballo o tractores, lo que aumentaba sustancialmente los costos de producción.

En poco tiempo, la marca Rotania alcanzó un gran prestigio, no solamente en los campos de la Argentina, sino en toda Sudamérica, donde se vendieron miles de unidades. La empresa llegó a contar con más de 60 concesionarios y una planta de 16.000 mdonde trabajaban más de 400 empleados, pero la mayor apertura a las importaciones llevada a cabo en Argentina en la década de los 90 hizo que esta cerrara sus puertas a pesar de su prestigio. Sin embargo, el legado que dejaron estos pioneros en desarrollo y conocimiento aún sigue vigente en las cosechadoras actuales.

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