La Comisión Europea concluye que en los últimos cuatro años no se han producido mejoras en el estado de la biodiversidad de los hábitats vinculados con la agricultura, y no se han realizado progresos para alcanzar los objetivos fijados para 2020. Todo ello a pesar del compromiso asumido en 2011 por sus Estados miembros.
Según un informe a medio plazo, el 77% de los hábitats europeos continúa en una situación negativa, y el 56% de las especies (vegetales y animales) está en peligro. El texto evidencia que no se hace lo suficiente, y señala a la agricultura intensiva como una de las mayores causas de deterioro de biodiversidad.
El declive de biodiversidad en curso puede conducir a la extinción de una especie de cada 10 antes de finales de este siglo. Según los expertos, hoy estamos atravesando la sexta extinción en masa de la historia, y el hombre con sus actividades es la causa principal.
Para reaccionar ante una situación así, la Fundación Slow Food pone en marcha un Observatorio de la Agrobiodiversidad, a través del cual tratará de informar de manera sencilla y accesible, centrar los focos sobre situaciones problemáticas, indicar las posibles soluciones y resaltar aquellos resultados positivos obtenidos, para que esas experiencias puedan ser repetibles y adaptadas a las diferentes situaciones locales.
A su juicio, la elección de campo entre dos modelos productivos ha de quedar clara: la producción agroalimentaria intensiva es la causa principal de pérdida de biodiversidad. “El modelo de agricultura multifuncional, polivalente y de pequeña escala está, por el contrario, en condiciones de mantener en el tiempo calidad y reproductibilidad de los recursos naturales, de preservar la biodiversidad y de garantizar la integridad de los ecosistemas”, opina el Presidente de la Fundación, Piero Sardo.