PASITO A PASITO
Cuando ayer recibí el mensaje de tu hijo Iván, algo me hizo presagiar que algo no iba bien. Hacía días que no intercambiábamos ‘whats’, pero ni por asomo podía pensar que estabas mal, así fuiste siempre, discreto, queriendo proteger tu entorno familiar y amigos, solo hacernos partícipes de cosas positivas ¡Qué grande eres Jesús!, si te escribo en presente, es que aún no puedo hacerme a la idea que ya no estás físicamente entre nosotros.
Aún recuerdo la época en que trabajabas en una multinacional y decidiste dar el salto y crear tu modesto negocio en unos inicios que no te fueron nada fáciles, en los que muchos te negaron ‘el pan y la sal’, situación que tiempo después viví yo también, pero eso no fue en tu caso, ya que tu apoyo no me faltó nunca en cualquier iniciativa que empezase, por descabellada que pareciese. Ahí estaba siempre tu mano dispuesta a apoyarme en todo y no solo a mí, porque tu mano generosa estaba siempre tendida.
¿Cómo olvidar nuestras conversaciones, paseos por Italia procurando nuevos proveedores, los planes que me contabas de cómo querías hacer crecer la empresa? Pero no era solo eso, tu afán de servicio a tus clientes que te provocaba hacer miles de kilómetros sin pensar en el cansancio. ¡Tú no podías permitirte fallar a un cliente! Ese fue tu logro más importante a nivel profesional, que junto a tu política de sucursales, te hizo anticiparte a lo que luego fueron las exigencias del mercado.
Hay personas, Jesús, que pasan por la Vida y no dejan huella, ni siquiera una mota de polvo, pero Tú has dejado una sombra muy larga y muchos recuerdos en aquellos que compartimos tu Vida, como la despedida cuando decidiste pasar al retiro, ese que tan poco te ha durado.
No puedo olvidar, cuando decidiste vender tu empresa, cómo me expusiste tus deseos y temores. ¡Era el proyecto de tu vida! y por eso mismo decidiste venderla y verla crecer, para que siguiera creciendo a los niveles que tú sabías que no podías llevar a cabo por tus propios medios.
Supiste en tu entorno familiar crear un núcleo sólido y con tus colaboradores, creaste un bastión férreo con el ADN que sembraste en ellos. Sabes Jesús que he tenido la oportunidad de conocer a muchos empresarios y personas en mi más de medio siglo de contacto con este sector al que amo, pero muy pocos a los que puedo definir como AMIGOS en la plena extensión de la palabra y contigo se deja un espacio imposible de llenar.
Gracias Jesús por ello y Paloma sabrá inculcar a vuestros nietos, el amor que tenías por ellos, porque tus hijos ya lo tienen fundido en sus Almas.
Y como Tú me decías … ‘Un abrazo majete’, te echare de menos…mucho.
JULIAN MENDIETA