Las cuatro principales ‘potencias’ del regadío unen fuerzas para ganar peso ante Bruselas

FENACORE

El pasado 20 de junio se presentó en Madrid la federación de carácter internacional Irrigants d´Europe (IE), que une a las asociaciones de regantes de España (FENACORE), Italia (ANBI), Francia (Irrigants d´France) y Portugal (FENAREG), con el objetivo de hacer valer los intereses de la agricultura de regadío ante Bruselas en torno a tres ejes de actuación: la defensa de las ayudas directas de la Política Agraria Común (PAC), el impulso a la ejecución sostenible de obras hidráulicas para combatir los efectos adversos del cambio climático y una adecuada aplicación de la Directiva Marco del Agua (DMA).

Irrigants d´Europe (IE) representa los intereses de un total de 7.7 millones de hectáreas, lo que supone el 75% del regadío europeo agrupado en comunidades de regantes. Según explicaron su representantes “echa a andar en un momento sensible en el que la salida del Reino Unido de la Unión Europea y las exigencias de destinar más recursos comunitarios a empleo, inmigración o seguridad ponen en jaque los fondos de la PAC para 2020”.
Uno de los principales objetivos de la IE será conseguir que los recursos europeos compensen la brecha de ingresos de los regantes, asegurando un adecuado nivel de renta que incentive el relevo generacional. Según sus datos, actualmente, sólo el 6% de los agricultores europeos tiene menos de 35 años, mientras que más de la mitad supera los 56 años.
El presidente de los regantes portugueses, Jose Nuncio, ostenta la presidencia de la IE por decisión unánime en este primer mandato hasta 2020.
Los regantes afirman que “asegurar la competitividad de la agricultura de regadío -la única que puede garantizar la seguridad alimentaria mediante un incremento del 40% en la producción hasta 2030- precisa del apoyo de Bruselas para poder cumplir con los altos estándares de calidad que se les exigen a los productores comunitarios en los acuerdos de libre comercio”.
Otro de los retos de la IE será conseguir que la nueva directiva europea en materia de agua, cuyo borrador saldrá a finales de 2019, tenga en cuenta las singularidades de los diferentes países a la hora de adaptar su aplicación, reconociendo la diversidad de la agricultura, y que a la hora de fijar el reparto de agua, no se priorice en extremo los objetivos ambientales sobre los socioeconómicos, ya que elevar innecesariamente los caudales ecológicos reducirían los recursos para regadío, con el impacto negativo que supone para el crecimiento del PIB y la creación de empleo.
También defenderán una aplicación adecuada del principio de recuperación de los costes de los servicios del agua, para que el precio se fije de acuerdo a criterios personalizados.
Según el Presidente de Fenacore, Andrés del Campo, “que los países, sobre todo los del norte de Europa que tienen menos problemas de agua, interioricen la importancia de tener recursos garantizados para poder regar exigía el desarrollo de una estrategia conjunta, que permita un diálogo más directo y eficaz con las instituciones internacionales”.

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