LIFE AgriAdapt ofrece a los agricultores herramientas para combatir el cambio climático

FGN girasol

El proyecto LIFE AgriAdapt trabaja para conocer las variables climáticas que afectarán en mayor medida a los diferentes sistemas agrarios o cultivos en función de su localización. Esta iniciativa está apoyada por la Comisión Europea a través del instrumento financiero LIFE, y en ella participan la Fundación Global Nature en España y entidades de Alemania, Estonia y Francia. Además cuenta con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad.

Según explican sus responsables, durante los últimos meses se han elaborado una serie de estudios de vulnerabilidad al cambio climático de diferentes sistemas agrarios y cultivos a escala de explotación agraria (en concreto se han estudiado viñedos, cultivos herbáceos, tomate de industria y sistemas de ganadería intensiva para producción de leche y extensiva para producción de carne en dehesas). Estos estudios han permitido desarrollar herramientas para establecer el nivel de vulnerabilidad al cambio climático de cada cultivo en cada zona agroclimática, lo que ayuda en la toma de decisiones a agricultores y ganaderos para la puesta en marcha de una serie de medidas de adaptación al cambio climático con el fin de minimizar los impactos.

Algunas medidas seleccionadas para reducir esta vulnerabilidad son laboreos reducidos y otras técnicas como cubiertas verdes, rotación con leguminosas o fertilización orgánica que son aplicables a una gran diversidad de cultivos como cereales, viñedos, tomates de industria; aumento de la superficie y diversidad en las rotaciones en la mayoría cultivos herbáceos; búsqueda de variedades más adaptadas o cambios en las fechas de siembra y recolección; mayor eficiencia en los sistemas de riego para aquellos cultivos que en la actualidad se encuentren en regadío. En el caso de la vid, así como otros cultivos permanentes, las opciones son más limitadas ya que no se puede sustituir el cultivo por uno más adecuado. La poda en verde de la vid para equilibrar superficie evaporativa y productiva es uno de los mejores ejemplos.

FGN tomates

El proyecto LIFE AgriAdapt tiene una vida de más de tres años (desde septiembre de 2016 hasta diciembre 2019), pero ya presenta conclusiones como que los cereales son muy vulnerables al cambio climático, no sólo por la decreciente disponibilidad del agua sino también por el aumento de temperaturas; que las oleaginosas se verán afectadas por el incremento de temperaturas; que las forrajeras sufrirán un estrés térmico en mayo, pero también podrían verse afectadas por precipitaciones en primavera o tras la siembra; y que los viñedos se enfrentan a un doble impacto, ya que el cambio climático afectará no sólo al rendimiento (la cantidad de uvas recogidas) sino a la calidad del producto final (el vino). Las altas temperaturas y la sequía conducen a un desacoplamiento de la maduración tecnológica (la cantidad de alcohol) y fenólica (los aromas del vino).

Los grandes retos de la producción de leche son reducir el estrés térmico de los animales en las granjas y que la producción de forrajes y cereales esté lo más diversificada posible para así asegurar riesgos relacionados con cada uno de los cultivos.

Para el tomate de industria cultivado en las Vegas del Guadiana prevé que la probabilidad de primaveras lluviosas se va a reducir mientras que la probabilidad de veranos mucho más calurosos se va a incrementar significativamente lo que puede suponer un impacto importante en la producción.

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