El pasado 12 de mayo, un grupo de distribuidores españoles pudo visitar la emblemática fábrica de arados Kverneland Group Klepp, en Kvernaland, Noruega.
Durante la visita, pudieron ver el proceso de fabricación de los arados componente a componente, así como todo el recambio y desgaste vinculado a los arados, cultivadores y chísel. Quedó patente el reconocimiento global de Kverneland en el mercado.
Asimismo, se visitaron las instalaciones del temple por inducción de rejas y puntas, los hornos de carbonización y temple de las tejas, así como los robots y prensas automáticas de fabricación de los elementos de desgaste de los cuerpos de arado. Estos arados son reconocidos por su alta resistencia y durabilidad, como resultado del doble temple al que se someten los aceros de composición singular y fabricación específica para Kverneland. Durante el proceso, el primer temple consigue dureza extrema y resistencia; el segundo temple consigue flexibilidad y fiabilidad especialmente para máquinas suspendidas en carretera, o elementos fuertemente atornillados que pueden someterse a impactos durante la labor. Kverneland produce 5000 arados al año, siendo la fábrica de arados que más unidades produce anualmente en todo el mundo.
Todo comenzó en una forja
La visita finalizó en la forja, hoy museo, dónde todo empezó. Ole Gabriel Kverneland, construyó en 1879 su pequeña forja en el pueblo de Kvernaland a 25 Km. de Stavanger, Noruega. Llamó a su negocio “O. G. Kvernelands Fabrik” y comenzó fabricando guadañas. Inventor de talento, Ole Gabriel diseñó su propio martillo de resorte de accionamiento hidráulico y empezó produciendo de 7000 a 8000 guadañas anuales mediante la producción intensiva. Esto le dio el perfil competitivo que necesitaba para situarse por encima de sus rivales que todavía utilizaban los métodos tradicionales de producción manual.
En 1894 Ole Gabriel convirtió su forja familiar en una sociedad limitada con el fin de financiar su posterior desarrollo y crecimiento. Por entonces, la compañía producía básicamente arados y cultivadores de tracción animal. Sin embargo, con el desarrollo de los primeros tractores en los años 20 la compañía empezó pronto a explorar las posibilidades de fabricar implementos agrícolas para tractores. A lo largo de la primera mitad del siglo XX la compañía continuó creciendo y desarrolló su primer arado para tractores en 1928, ampliando su producción con nuevas series de productos que incluían repartidores de estiércol, horcas para heno, horcas para piedras y cultivadores.