Todo cultivo agrícola requiere de un tratamiento fitosanitario adecuado para prevenir todo tipo de plagas, así como eliminar enfermedades que puedan dañar seriamente tanto la planta como el árbol. Esta es una de las tareas esenciales de pre-cosecha que todo agricultor debe llevar a cabo.
Este tipo de control fitosanitario supone llevar a cabo una serie de técnicas de aplicación de productos que impliquen su correcta distribución, para lo cual es preciso disponer de la maquinaria adecuada a cada producto y perfectamente calibrada de forma que se puedan conseguir altas efectividades y rendimientos. Todo ello supondrá un ahorro de productos y del tiempo necesario para realizar los tratamientos, así como un menor impacto ambiental.
Los tractores de la gama Tractores BCS son aliados perfectos para llevar a cabo estas operaciones de tratamiento tan imprescindibles, debido a su alta potencia de tiro y prestaciones, así como su gran versatilidad que permiten la adaptación de un atomizador agrícola que no es otra cosa que un equipo arrastrado por el mismo tractor, que se acopla a este con un enganche metálico y del cual toma la fuerza para funcionar a través del acople de una transmisión.
El componente más grande del atomizador es el depósito (estos pueden ser desde 1000 l., 2000 l. o 3000 l.), dentro del cual se encuentra la mezcla de agua y producto fitosanitario pertinente en función de la enfermedad o plaga agrícola a combatir. Dentro del depósito hay un agitador que mezcla el producto con el agua de forma homogénea. Una bomba ejerce la fuerza pertinente para conducir el líquido a través de las boquillas dispuestas alrededor del grupo de aire que permitirá que las gotas salgan propulsadas gracias a un caudal de aire y alcancen el árbol o planta a aplicar de forma óptima.
De tipos de pulverización en función de su método de aplicación podemos encontrar los siguiente: pulverización hidráulica, pulverización hidroneumática, pulverización neumática o bien pulverización centrífuga.
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